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Angel Johnson
enfermera titulada

He atendido a pacientes con COVID-19 en Moffitt desde el comienzo de la pandemia. La situación nos dio mucho miedo a mis compañeros y a mí, y también a los pacientes. Ellos estaban combatiendo el cáncer y ahora tenían que lidiar con un virus nuevo y posiblemente letal. En los primeros tiempos de la pandemia no se sabían muchas cosas. En realidad no sabíamos contra qué luchábamos. Nadie lo sabía. Todos los días, los médicos y las enfermeras se enteraban de nuevas formas de tratar el virus, de qué aliviaba los síntomas y de qué no servía de nada. Ahora sabemos más sobre qué síntomas hay que buscar, qué podemos esperar y cuándo hay que preocuparse. Tenemos menos miedo.

Durante mucho tiempo tuvimos que limitar el ingreso de familiares, visitantes y cuidadores a las citas con el paciente. Esto separó al paciente de su familia y de sus sistemas de apoyo. Para cerrar la brecha, los integrantes del personal de enfermería intervinimos. Fortalecimos el sistema de apoyo emocional de los pacientes incluso más de lo que lo hacemos normalmente cada día. Tratar de ser la fuente de apoyo era difícil porque teníamos la cara cubierta y era difícil oírnos, pues las dos mascarillas amortiguaban la voz.

El método normal de mostrar interés y bondad mediante las expresiones faciales y el contacto físico había desaparecido.

Teníamos que demostrarlos con actos y expresarlos con los ojos. El toque afectuoso que tantas enfermeras poseen es diferente después de la COVID-19.

Se volvió importante hallar formas de sobrellevar el estrés de la pandemia. Sé que algunos de mis compañeros adquirieron pasatiempos nuevos, como hacer pasteles y galletas. Otros redecoraron la casa. Yo comencé a practicar la meditación trascendental. Dos veces al día reservo tiempo para estar en silencio. Eso me permite ahogar el ruido y el caos del mundo, y ha demostrado ser un recurso excelente para lidiar con el estrés.

A pesar de que la pandemia ha sido difícil, ser la única cuidadora de mis pacientes debido a las restricciones por la COVID-19 ha creado un vínculo más personal y afectuoso entre nosotros.

Si tiene un ser querido que no puede ir con usted a una cita ambulatoria o visitarle en el hospital, hay maneras virtuales de hacer la conexión. El equipo de Apoyo Virtual del Cuidador puede ayudarle a preparar una videollamada y asegurarse de que tenga los recursos técnicos para comunicarse con sus seres queridos. Si desea más información, llame al (813) 745- 4710 y marque la opción 1, o escriba por correo electrónico a PXCaregiverVirtualSupport@Moffitt.org.